La consecuencia: mientras que una raqueta de tenis puede llegar a durar varios años, lo normal es que una pala de pádel dure entre 1 año y medio o como mucho dos, por supuesto siempre dependiendo de la frecuencia de juego y del nivel del jugador.
Dicho esto, también es cierto que existen una serie de cuidados que podemos hacerle a nuestra pala que nos servirán para alargar algo más su vida y, lo que es igualmente importante o más, para mejorar su rendimiento.
CAMBIO DE EMPUÑADURA
La empuñadura o grip es sin duda la parte de la pala que más sufre. El rozamiento constante de la mano y el sudor de la misma provocarán que este grip vaya perdiendo facultades, hasta tal punto que puede llegar a ser realmente molesto jugar con él.
Jugar con un grip en mal estado es una gran desventaja ya que nos obliga a realizar un agarre de la pala no natural. Por lo normal si el grip no está bien tenderemos que apretarlo más para que no "se nos vaya" y esto resulta realmente incómodo para gran cantidad de golpes, eso sin contar que tras un rato jugando de esa manera tan forzada lo normal es que nuestra muñeca se resienta, con el consiguiente riesgo de lesión en la zona.
En muchos casos un grip en mal estado puede provocar que se fallen golpes a producirse pequeños movimientos entre la pala y la mano, algo de lo que sin duda nos podemos arrepentir y mucho, ya que puede hacernos perder un partido importante.
Todo esto nos hace ver la enorme importancia de mantener la empuñadura en perfecto estado, algo que por otro lado no resulta caro desde el punto de vista económico ni complicado técnicamente.
Por otro lado conviene comentar que gran cantidad de jugadores utilizan un Overgrip, de hecho en nuestros días es lo más habitual. Éste se coloca por encima de la empuñadura que trae la pala y nos permite la mejor adaptación y personalización del grip a cada mano en particular (por supuesto existen jugadores que no lo necesitan). Estos overgrips simplifican mucho el mantenimiento de la empuñadura puesto que pueden quitarse y ponerse nuevos en unos pocos minutos.
PROTEGER EL MARCO
Tras la empuñadura, el marco es otra de las zonas que más sufren de la pala.
¿Quién no ha rozado alguna vez la pala contra una pared o contra el suelo?, al hacerlo muchas veces parece que nos duela más a nosotros que a la pala... Todos esos golpes sin duda merman la estructura de la pala y de hecho serán los culpables de la gran mayoría de grietas que todos habremos podido ver en alguna ocasión en la parte plana de la pala (esas grietas que nos hacen pensar: "vale, se acabó, ¡a cambiar de pala!"). Si queremos que todos esos golpes no dañen la pala, podemos utilizar un protector para el marco.
Muchos jugadores se niegan a utilizar estos protectores porque los consideran antiestéticos.... cada uno deberá valorar cuáles son sus preferencias.
GUARDAR LA PALA
Además de la necesaria protección mientras jugamos, deberemos tener una serie de precauciones a la hora de guardar la pala.
Por desgracia lo normal es que la pala pase mucho más tiempo guardada que jugando, por lo que será de vital importancia que la guardemos en las mejores condiciones. Éstas son:
- Huir de temperaturas extremas. Que el calor es uno de los mayores enemigos de la pala es algo que la práctica totalidad de los jugadores tienen muy presente, sin embargo lo olvidamos muy fácilmente cuando, al dejar de jugar, "echamos" la pala en el maletero del coche olvidándonos si éste está a la sombra o al sol. De hecho muchas veces la pala se queda allí durante largo tiempo (es decir, hasta que podamos volver a jugar). Tenemos que ser conscientes de que cualquier maletero puede llegar a alcanzar temperaturas por encima de los 50ºC en verano (y eso sin duda es una temperatura extrema).
- Secar bien la pala. Nunca guarde su pala húmeda. Si se ha mojado a causa de la lluvia o simplemente por el sudor de su mano, asegúrese al 100% de que la seca bien antes de guardarla. La humedad crea moho y estropea sobremanera cualquier tipo de material.
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