Su blog sin parafernalias, ni "widgets" espectaculares demuestra una calidad en cada una de sus intervenciones que, lógicamente deja de lado cualquier otro aspecto baladí como los comentados anteriormente.
A través de su experiencia creo que podemos aprender muchos y este texto que viene a continuación puede hacernos pensar sobre numerosos aspectos relacionados con la diabetes,
su evolución, anécdotas de la vida cotidiana, situaciones a veces complicadas, etc.
Merece la pena que le echéis un vistazo... sobretodo los "dulces" y también los que de alguna manera estéis interesados en el asunto.
"...En nuestro caso, con la diabetes instalada para siempre a nuestro lado, esta primera vez si que queda marcada a fuego.
La primera vez que me hospitalizaron por diabetes… y la única por esa causa., un lluvioso viernes 13 de junio del ´86, a las 6 de la tarde.
La primera vez que me inyectaron insulina… cuando todavía no asimilaba el golpe del diagnóstico… Y eso que debuté apenas con 280 de glicemia (he escuchado debuts de 2500 y más… y entraron caminando al servicio de urgencia).
La primera vez que me hicieron una glicemia capilar… Con una tremenda lanceta, para extraer una tremenda gota de sangre porque la tira reactiva así lo requería… Y la primera vez que traté de “leer” que glicemia tenía, porque tenía que comparar una tabla de colores.
Como olvidar la primera vez que me inyectó mi mamá… Porque “el niño no puede irse para la casa si nadie más lo sabe inyectar”… Y el niño tenía 18! años ya… Y como olvidar cuanto le dolió ese pinchazo a mi madre… mucho más que a mi. De hecho nunca más lo volvió a hacer, no fue necesario.
Como olvidar el primer desayuno, la primera colación, el primer “menú de diabético”… porque por Dios que había restricciones 21 años atrás… Claro, no más helados, chocolates, dulces… Nada con azúcar. Entonces recuerdo la “primera vez” que volví a masticar chicles: me los trajeron unos tíos desde Canadá… “porque allá había de todo para el diabético” no como acá en Chile, donde con suerte teníamos la Tab como única gaseosa sin azúcar. Valor! Sólo UNA bebida sin azúcar. Les estoy hablando de 1986… Imaginen cómo sería antes
Como olvidar mi primer “cuaderno de glicemias”, ordenadito, pulcro, con muchas notas… Lo que no recuerdo es cuando dejé de tenerlo así… Bueno, uno pasa por épocas malas, de rebelión, de por qué a mi y todas esas sensaciones que muchos ya conocen… o pronto les tocará conocer.
Como olvidar la primera vez que un jefe de mi papá me regaló una caja, UNA CAJA de 100 jeringas Becton Dickinson, BD hoy día, las “mejores del mercado”, lubricadas con silicona, para que entre más fácil, con largos de agujas distintos, mejor que las japonesas Terumo, y más fáciles de dosificar… Y puchas que las hice durar, usando cada una hasta que doliera como muchos habrán escuchado antes. Porque así no más era, sin AUGE todo el tratamiento estaba costeado desde nuestro bolsillo, o de nuestros padres mejor dicho. Y cualquier ahorro, por mínimo que pareciera, era significativo, si más encima nuestra “comida especial” también era costosa: que las galletas de agua, la mermelada light, la jalea y el flan sin azúcar… Y venía la pregunta: ¿pero si no tiene azúcar, por qué es más caro? Y vamos pasándonos datos de dónde hay galletas sin azúcar, chocolates, pasteles, etc. Y la góndola dietética del supermercado era apenas una mini repisa con productos que daban asco… era lo que había no más.
Como olvidar al primer “colega” que conocí como 8 meses después de mi diagnóstico… Y como devoré las revistas internacionales que él gentilmente me regaló. Llevaba años de diabetes ya… y no se le notaba, un ejemplo a seguir.
La primera vez que mi Doc sugirió cambiar las jeringas por lápices aluciné. Me creí entrando al siglo XXI de la diabetes, la tecnología de una lapicera, que se guarda en un bolsillo, lista para usar, sin el error el la dosificación. Por ahí están esos lápices, los primeros que trajo al país el laboratorio Novo Nordisk… Entonces como olvidar a esa diligente representante del laboratorio que me los entregó… gratis, como hasta el día de hoy.
Mi primera máquina, comprada con gran esfuerzo, con el primer sueldo, cuando valían el equivalente a casi 10 veces lo que cuestan hoy… Y que tenía unos números que yo encontraba re choros… hasta que algún despistado, creyendo que era otra cosa, me la robó.
Y la primera vez que apareció la ultrarápida (lispro primero del Laboratorio Lilly, actrapid después de Novo Nordisk), gran cambio. No más esperas de 30 minutos para comer… No más hipoglicemias en el restaurante porque se demoraron más de lo que dijeron. Que gran alivio. Empezaba a entrar con más fuerza la idea en la comunidad médica nacional que los diabéticos podíamos comer de todo, con educación, con información, con responsabilidad. Y mi médico se atrevió… Y yo le hice caso… Y vamos probando: quiero tomar un helado normal, total, si no lo hago siempre… bueno, me mido y me inyecto… resultó! otro día de estos lo voy a repetir, porque no hay que abusar…
Y entre medio apareció la Free, la Coca Ligth, la Pepsi Max… Y hoy hasta Ginger Ale sin azúcar… ¿Qué más se puede pedir? Coca Zero, claro está!
¿Y la lantus (Sanofi Aventis) o glargina, para ser precisos? Guau. Con ella la vida se volvió mucho mejor. No más colaciones nocturnas, no más comer a las 11 de la noche o a las 10 de la mañana obligados. 24 horas de efectividad según el laboratorio, sin peaks según el laboratorio… Muchos avances como verán.
¿Y la primera vez que oí hablar de la cura a la diabetes? No se, creo que llevaba algo así como una semana diagnosticado y no faltó la tía que llegó con la yerbita que “cura la diabetis”. Nunca le creí, ni siquiera me tomé esa infusión que de sólo olerla me daba naúseas… Si mi médico me dijo que el tratamiento es con insulina, para que iba yo a beberme semejante brebaje. ¿Pero y el mundo científico? Yo asumí desde el principio algo que me ha hecho llevar un buen tratamiento (con altos y con bajos, como todos): el día que llegue la cura, quiero ser candidato, y para ello debo mantenerme de la mejor manera, para poder sacarle provecho a los avances, si no, no sirve de nada. Por lo demás, la confianza que tengo en mi médico me indica que será él quien me comunique que la cura está aquí, es segura y debo aprovecharla, como fue él quien me cambio a ultrarápida y glargina, mucho antes que hubiese suficiente evidencia que de era lo indicado en mi caso. O sea, siempre atento a los avances, siempre al día con lo más nuevo, tomando riesgos… pero controlados.
Si hoy estoy usando una bomba de infusión de insulina, es simplemente el paso lógico en todos estos años de evolución de mi condición, que no ha dejado huellas profundas en mi cuerpo, sí en mi mente y en mi corazón.
Estudiar en la universidad, ser profesional, trabajar, casarme, tener un hijo… metas cumplidas en la vida de cualquier ser humano… Y si a eso le agregamos cuidarme adecuadamente para poder cumplir esas metas, mi círculo está redondo. Quiero llegar a viejo y tener nietos. Si sigo como voy, por lo menos la diabetes no me frenará… Y a lo mejor quizás qué cosa estaré usando como tratamiento.
Puedo afirmar con propiedad que la diabetes me hizo una mejor persona, más responsable, más comprometido con mi salud y la de quienes me rodean. Me hizo convertirme en uno de sus voceros, para que nadie nunca más después de saber que existe la DT1 y la DT2 nos confunda y diga que el pobre niñito DT1 se va a morir amputado, ciego y dializado.
Varios en esta lista somos el ejemplo de que se puede vivir con DT1… y vivir bien. Hay otros que son el ejemplo justamente de que si no te cuidas, en el largo plazo te pasa la cuenta y quisieran volver el tiempo atrás…
Hoy conozco muchos diabéticos, más que cuando me diagnosticaron a mi. Recuerden que en ese entonces no había Fundación Diabetes Juvenil de Chile, y varios de ellos comenzaron a edades muy tempranas… Son personas increíbles. Esta “comunidad” que formamos es muy especial. Y ellos hoy están bien. Muchos son Monitores de la Fundación, son estudiantes, otros ya profesionales, casados, con hijos… Personas absolutamente normales, a los que la diabetes, lejos de sumirlos en la más profunda depresión (algo a lo que no estamos ajenos) los alentó a superarse a si mismos… Y para todos ellos, y para mi también, recordar su primera vez es volver a un pasado que dio origen a un futuro que muchos nunca hubieran imaginado si hubiesen seguido “sanitos”.
Un abrazo a todos, sobre todo a los más nuevos en diabeteslandia
2 comentarios:
Hola Rafa:
Pues felicidades hermano me pareció muy interesante y útil tu blog, te prometo visitarlo con frecuencia, adelante mano, que hacen falta más dulces como tú.
Dr. Ferrer
Gracias Rafa por tus palabras. Gestos como estos le indican a uno que va por el camino correcto.
Un fuerte abrazo a la distancia.
Marcelo González, el que a veces divaga dulcemente...
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