Han conseguido lo que otros grupos no han logrado. El equipo dirigido por Emmanuel Baetge, de la compañía Novocell en San Diego, California, ha demostrado por primera vez que es posible conseguir, a partir de células madre embrionarias humanas, células pancreáticas capaces de producir insulina y curar a ratones con diabetes. Se trata del primer paso hacia el desarrollo de una solución para miles de pacientes, aunque, de momento, sólo se ha probado en animales.
No es la primera vez que el grupo de Baetge sorprende a investigadores de todo el mundo con los resultados de su trabajo. Ya lo hicieron en 2005 y en 2006. En aquellas ocasiones estos científicos publicaron relevantes datos de sus estudios que iban orientados a conseguir lo que ahora publica la edición on line de la revista 'Nature Biotechnology'.
"Es un grupo de referencia porque siempre va un paso por delante de los demás", señala Franz Martín, catedrático de la Universidad Pablo Olavide e investigador principal del departamento de células troncales del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (CABIMER) de Sevilla. Este científico señala la importancia de este trabajo al ser el primero que consigue crear células pancreáticas a partir de las embrionarias y, tras injertarlas en ratones con diabetes, generar niveles de insulina adecuados; en definitiva, los injertos fueron capaces de curar la diabetes de estos animales.
"Nuestros datos ofrecen la primera evidencia de peso de que las células madre embrionarias pueden servir como una fuente renovable de células productoras de insulina funcional para terapia celular de la diabetes", ha declarado Emmanuel Baetge, director científico de Novocell, una compañía de ingeniería celular, y autor principal del estudio. "También muestra una fuerte evidencia de que las células del endodermo, derivadas de las progenitoras, son capaces de generar células secretoras que dan una respuesta insulínica en relación a la glucosa y que son funcionalmente similares a las células beta adultas humanas".
El equipo de Baetge ha aplicado en esta ocasión la técnica que ha venido desarrollando en los últimos años y que consiste en aplicar un protocolo para la obtención de células pancreáticas inmaduras a partir de las células madre embrionarias procedentes de humanos. De esta forma, una vez obtuvieron este material lo implantaron en 105 ratones que habían sido manipulados para desarrollar diabetes.
Estas células inmaduras al injertarlas en los roedores se comportaron, no se sabe muy bien el motivo, como células pancreáticas adultas. De tal forma, que los animales mostraron a los 30 días del injerto una respuesta insulínica, que fue óptima a los tres meses del trasplante. Los investigadores comprobaron que la producción de insulina dependía del nivel de glucosa de los animales, y que al eliminar el injerto los roedores volvían a ser diabéticos.
Sin embargo, un dato negativo que detectaron en una pequeña proporción de los animales fue que siete de ellos desarrollaron tumores un tiempo después del trasplante. Según los autores del trabajo, es posible que al inyectar las células inmaduras pancreáticas con ellas se inoculara también otro tipo de células más inmaduras que son las responsables de los tumores.
Aunque, tal y como señalan estos investigadores, tienen que desarrollar un método de filtrado o purificación de la técnica para evitar que con el injerto se administren células que luego dan lugar a la formación de tumores, sus resultados son esperanzadores. "Hemos creado una potencial opción terapéutica que podría conducir a la primera aplicación de la terapia celular para el tratamiento de la diabetes", explica Alan J. Lewis, doctor y presidente de Novocell.
Por su parte, Franz Martín destaca los logros de este trabajo. "Han obtenido, a partir de las células madre embrionarias, una población de diferentes tipos de células que se encuentran habitualmente en los islotes pancreáticos, no sólo células beta. Han probado que este material se puede trasplantar con éxito en diferentes sitios del organismo como la grasa abdominal, la grasa subcutánea abdominal y la cápsula renal. Y por último, con estos injertos han conseguido curar animales diabéticos".
Martín está de acuerdo en que el siguiente paso será en purificar esta técnica, algo que no es fácil, para conseguir una terapia completamente segura y, posteriormente demostrar su eficacia en humanos. "No sabemos el tiempo que se tardará hasta conseguir esto, pero este trabajo demuestra que se está en la línea de lograr un tratamiento para la diabetes, que cada año se avanza más y que no se va para atrás. Quizás nuestros hijos lo vean".
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