jueves, 14 de junio de 2007

En eso los han convertido . . .

"... Aquello no eran dos docenas de niños jugando al fútbol. Era una jauría de perros viejos con aspecto aniñado. Expertos en echar balones fuera. Doctores en perder tiempo. Maestrillos en el revolcón. Teatreros, especialistas en todo tipo de mañas. Trujamanes duchos en calentar al personal. Quejicas, malas lenguas, abusones, maltratando el trencillo, ese pobre tipo de pito y negro de cuya vista, conocimientos e intenciones se duda en todo momento y desde cualquier posición. Ese irredento pecador por acción u omisión, según convenga.

"Esos niños están muy enfadados", comentó mi María. Y, despectivamente, se puso a hacer montañas de tierra del tamaño de su mano.

En eso los han convertido. En niños muy enfadados. Enfadados y aburridos.

Son los cachorros de esos energúmenos que afónicos, congestionados, los azuzan desde la banda empujándolos al combate, a anticiparse a la ley del Talión como si la supervivencia de la especie y el honor de la familia estuviesen en juego.

Son el pedacito de las entrañas de esas delicadas señoras en traje de chaqueta que ponen en duda a gritos la honorabilidad y las costumbres sexuales del de negro, del vecino o de quien se tercie.

Son los alumnos de esos zancarrones, de esos maestros en ciencias o artes de las que entienden poco, que desde el fondo impecable de sus adidas rebuznan a los niños–jugadores que bajen todos.

Pero esos chicos, zancarrón... Sus hijos, señoras y caballeros, están proyectados para jugar. Para jugar por jugar. Para divertirse jugando.

No les anticipen el muermo. No los conviertan en aburridos prematuros, que de eso, con el tiempo, ya se ocupa la empresa.

De esos se encargan los malos dirigentes, con sus cortes de mangantes y con los técnicos acomodaticios y serviles que en el mundo han sido, son y, mucho me temo, serán. Pero hasta que llegue su hora, hagan el favor de tratar mejor a esos chicos

Joan Manuel Serrat. - Prólogo Libro: "Fútbol Sin Trampa".

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